Ojala usted esté libre de problemas económicos, nunca pase por aprietos ni tenga deudas. Ojala no tenga problemas de salud ni usted mismo ni sus familiares. Ojala no tenga situaciones difíciles en sus relaciones interpersonales.
Ojala usted no sufre de ninguno de estos padecimientos que suelen ser buenas razones por las cuales los hombres claman a Dios.
Tal vez usted sí está libre de problemas y aun vive una vida recta. Por lo cual puede llegar a pensar que realmente no necesita de Dios.
Sin embargo es importante tomar en cuenta lo que la Biblia establece acerca de como uno puede entrar en la vida eterna:
Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio. (Hebreos 9:27)
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. (S. Juan 3:36)
Irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. (S. Mateo 25:46)
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo… Sed salvos de esta perversa generación. (Hechos 2:38; 2:40)
Queda claro que es necesario creer en el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, para poder entrar en la vida eterna a la presencia de Dios.
Los que rechazan a Jesucristo irán a parar en la condenación eterna.
Así que podemos concluir que si es indispensable creer en Dios y en Jesucristo y empezar a vivir una nueva vida.
Para dar testimonio de que hayamos empezado una nueva vida también es necesario que seamos bautizados en agua de una forma conciente.
El haber sido bautizado como infante por decisión de nuestros padres no ha sido una decisión personal conciente.
Hay quienes declaran no creer en la existencia de Dios ni en ningún otro dios ni poder sobrenatural.
Hay otros que dicen creer en Dios o creer en algún poder superior.
Pero no dicen exactamente cual Dios o puede tratarse de un dios que no sea el Dios de Israel.
Sin embargo la Biblia dice que el Dios de Israel es el único Dios verdadero.
Él hizo grandes prodigios y señales para dejar establecido su supremacía.
Por ejemplo cuando el pueblo escogido salió de Egipto se abrió el mar rojo.
Así que es necesario definirse.
Hay que creer en Dios pero también hay que creer en el dios correcto, o sea el Dios de Israel.
Tal vez ha tenido la oportunidad de leer una de tantas historias que circula por Internet que trata de la cuestión si Dios existe o no.
Un hombre visita una barbería y el barbero dice que Dios no existe, que si existiese no hubiese tanta maldad en el mundo.
El cliente no sabe qué contestar, mas cuando sale a la calle ve a un hombre con pelo largo. Luego regresa y dice al barbero que los barberos no existen, sino no hubiese hombres con pelo largo.
La conclusión es que Dios sí existe pero porque los hombres no lo buscan es que hay tanta maldad.
Hay que saber que Dios ha creado al hombre con la facultad del libre albedrío, y que por ende el hombre puede escoger hacer lo bueno o hacer lo malo.
Es la voluntad de Dios que el hombre haga lo bueno, pero muchas veces el hombre escoge hacer lo malo.
Dios puede permitir que pasemos por ciertas dificultades para descubrir qué tenemos en nuestro corazón, o para ver si lo que decimos cuando todo va bien lo seguimos diciendo cuando tenemos problemas.
Por eso la Palabra de Dios dice en Hechos 14:22 que es necesario que a través de muchas dificultades entremos en el reino de los cielos.
Dios hace un doble llamado a nuestras vidas: creer en él y vivir de acuerdo a su voluntad.
Es importante que usted tome la decisión de creer en Jesucristo.
La palabra de Dios dice que los que rechazan a Jesucristo irán al castigo eterno.
Cuando usted cree en Jesucristo puede agarrarse del sacrificio que Jesús hizo en la cruz del calvario: usted puede clamar la sangre del Cordero sin Mancha y usarla para limpiar sus pecados delante de Dios.
Pero también es importante que busque cual es la voluntad de Dios para su vida, que deje de hacer ciertas cosas y empieza a hacer otras.
Pero nuestro primer peldaño es creer en Dios y en su hijo Jesús sin dudar.
Tal vez necesita usted leer la Palabra de Dios por su propia cuenta, o tal vez necesita escuchar sermón tras sermón o testimonio tras testimonio, hasta que usted quede bien convencido y haya llegado a creer sin dudar.
En mi caso personal me recuerdo que repetí por primera vez la famosa oración del penitente en un capítulo de la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocio del Evangelio Completo. Pero posteriormente muchas otras veces más volví a repetir la misma oración al final de algún programa cristiano en televisión.
El Señor Jesús prometió que se manifestaría a los que guardan sus mandamientos. (Juan 14:21)
Una confirmación similar viví cuando en agosto de 1998 me desperté una noche y vi un brazo extendido hacía mí en medio de una luz blanca, brillante, mientras escuché dentro de mí una voz que me decía una sola palabra: “ven”.
Si decimos que creemos en Dios y en todo lo que está escrito en su Palabra, entonces debemos creer también en la existencia de Satanás tal como lo expone la Palabra.
Lastimosamente existen Satanás, los demonios y los poderes del mal.
Más ahora siendo cristianos debemos rechazar usar estos poderes y buscar exclusivamente el poder de Dios, de su Espíritu Santo, y de los ángeles.
Debemos distanciarnos de todo conocimiento y práctica de cosas espirituales no cristianas.
Por ejemplo un día yo reuní toda mi literatura de astrología, yoga, I Tjing, Feng Shui etcétera y lo rompí todo.
Cuando no estamos cerca de Jesús estamos expuestos a ser llevado en cualquier momento por las fuerzas del mal.
Los demonios influyen nuestros pensamientos y nos ponen las ideas para malas acciones en la mente.
En mi vida pasado yo fui guiado por los demonios. Bien me recuerdo que un día estaba en la ciudad Amberes en Bélgica.
Caminaba y cruzaba en calles desconocidas hasta que mis pasos se detuvieron y miré hacía el otro lado de la calle. Estaba parado cabal en frente de una librería esotérica.